El mundo del cómic utiliza anteojos para definir personalidades y estereotipos. En el universo de los superhéroes, los lentes constituyen herramientas fundamentales para marcar las identidades secretas de sus personajes. Porque cuando de definir personalidades sin palabras se trata, las gafas son, una vez más, protagonistas.
Por Cecilia Acuña / Ilustración: Rica.
Si Superman conviviera hoy entre nosotros, podría mostrar con orgullo su identidad clarkentiana. Porque, gracias a los buenos oficios de la moda y el diseño, contaría con una multitud de modelos y colores de anteojos para seducir a su amada Luisa Lane. Igualmente, los ilustradores de historietas descubrieron, desde sus inicios, el poder de las gafas y sus formas para definir personalidades. A diferencia de las novelas, los cómics no cuentan con la posibilidad de trazar en palabras la caracterización de sus protagonistas. No pueden presentarlos en textos largos con adjetivos ni descripciones poéticas. Las viñetas implican necesariamente acciones continuas que no permiten indagar en aspectos profundos de las personalidades más allá de los diálogos. De ahí, entonces, la importancia del dibujo para contar algo más. La ilustración reemplaza, entonces, a las palabras. Los ambientes, el día, la noche, las épocas, se manifiestan mediante dibujos y colores. En el caso de los personajes, el asunto se complica porque una cara y un estilo deben evidenciar la personalidad, la edad, el estado de ánimo, la profesión, el trabajo, la condición social. Un verdadero desafío para los ilustradores. “El cómic se maneja todo el tiempo con estereotipos, no hay espacio para profundizar en los grises de los personajes, por eso, el dibujo se convierte en esencial para caracterizarlos como buenos o malos, tristes o contentos, tontos o inteligentes. De ahí que el uso de los anteojos sea frecuente y similar en diferentes historias”, asegura Cristian Mallea, uno de los integrantes de La Productora, un equipo de jóvenes argentinos independientes, que se dedica a crear historietas para la Argentina y el mundo. En función, entonces, de los personajes, se podrán utilizar o no anteojos. “En el caso de los niños, las gafas pueden funcionar de dos maneras. Anteojito es el ejemplo del chico introspectivo e inteligente. Por otro lado, el mismo trazo puede dar con un niño algo tonto y tímido”. Las líneas y modelos de los lentes pueden facilitar el trabajo de caracterizar de manera adecuada a determinados personajes, por ejemplo, a los científicos e intelectuales que, por lo general, “llevan anteojos de armazones cuadrados o redondos con marcos gruesos”, dice Mallea que, además, es docente de la Universidad de Palermo (UP). El profesor Tornasol, uno de los personajes de la mítica Tintín es caracterizado, justamente, de esta manera. En la historieta argentina, el relato de “El Eternauta” incluye a un profesor universitario de gran inteligencia y habilidad, Favalli, quien también lleva gafas de marco ancho. Cuando los cristales de los anteojos con gruesos con el típico dibujo de espiral, “se genera el efecto de un personaje mediocre, poco inteligente, torpe, como el de ‘Las puertitas del Señor López’”, señala Mallea. De manera similar, también entrarían en esta categoría Peter Parker, alter ego de Spiderman, Clark Kent y Diana Prince (La Mujer Maravilla). Para evidenciar maldad, el especialista indica que se suelen utilizar anteojos de perfil angosto que hacen parecer a los personajes como calculadores y crueles. Un caso típico es el del Doctor Sivana, archienemigo del Capitán Marvel, con sus anteojos celestes de vidrios finos y escalofriantes. Las mujeres, en general, no llevan anteojos. Mallea indica que “a las chicas atractivas no solemos ponerles lentes, si lo hacemos, utilizamos el tipo felino. Esta clase también sirve para los personajes acechadores”. Aquí, el especialista recomienda especialmente una historieta llamada “Ghost World”, que cuenta la historia dos amigas, Enid Coleslaw y Rebecca Doppelmeyer, dos cínicas, inteligentes y graciosas adolescentes que acaban de graduarse de la secundaria a principios de los años 90. Pasan sus días deambulando sin rumbo fijo en los alrededores de una desconocida ciudad estadounidense, criticando a la cultura popular y las personas con las que se encuentran, mientras se preguntan cual será su futuro. Enid es caracterizada por un par de anteojos cuadrados que oscilan entre lo brillante y lo nerd. Los maestros y los personajes que deben aparecer como estrictos, suelen llevar anteojos de leer colgados sobre la nariz, por ejemplo, la señorita Rottenmeier, de Heidi o el tío Rico de Disney. En cuanto a los ojos, las reglas son claras: ojos encimados, da tonto. Ojos separados, da aventurero e intrépido. “Si queremos generar misterio alrededor de un personaje, le ponemos gafas oscuras siguiendo con el principio que dice que la mirada revela las intenciones de las personas. Si los ojos están ocultos, no es posible enterarse qué está pensando. Los lentes oscuros también se utilizan para crear músicos y motoqueros”, concluye Mallea.
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